En el contexto de la industria actual, los Programas de Seguridad e Higiene en el trabajo se han convertido en una herramienta fundamental para prevenir accidentes y proteger la salud de los trabajadores. Sin embargo, cuando ocurre un accidente laboral, estos programas no solo demuestran su valor preventivo, sino también su peso legal y técnico en la investigación y resolución del caso.
Prevención como principal objetivo
El objetivo principal de los Programas de Seguridad e Higiene es anticiparse a los riesgos inherentes a cada tarea y establecer medidas preventivas para minimizarlos. Estos programas, diseñados conforme a normativas como el Decreto 911/96 en Argentina, deben considerar los aspectos específicos de cada actividad laboral, desde la capacitación de los empleados hasta el uso adecuado de elementos de protección personal (EPP) y mucho más.
Por ejemplo, en el sector de la construcción, donde las tareas implican riesgos elevados, como trabajos en altura, manejo de maquinaria pesada o manipulación de materiales peligrosos, etc, contar con un programa detallado y ejecutado correctamente puede marcar la diferencia entre un lugar de trabajo seguro y un accidente.
El rol del Programa de Seguridad e Higiene tras un accidente laboral
Cuando se produce un accidente laboral, como el caso de un operario que sufre una lesión grave al caer desde un andamio, el Programa de Seguridad e higiene automaticamente desempeña un papel crucial. Este programa puede influir en:
La investigación del accidente:
- Las autoridades correspondientes (la Superintendencia de Riesgos del Trabajo o la ART) examinan si existía un programa específico para la obra o actividad en cuestión.
- Se evalúa si las medidas preventivas establecidas en el programa se implementaron correctamente. Por ejemplo, ¿el trabajador tenía acceso a un arnés de seguridad? ¿Se realizaron controles periódicos de los andamios?
Determinación de responsabilidades:
- Si el empleador implementó y supervisó el cumplimiento del programa, puede demostrar que cumplió con su obligación de garantizar un ambiente seguro. Esto podría reducir su responsabilidad en el accidente.
- Por el contrario, si no existía un programa o este era insuficiente, el empleador podría ser considerado negligente, enfrentando sanciones administrativas, civiles e incluso penales.
Respaldo en el ámbito judicial:
- El programa documentado sirve como prueba en una posible demanda judicial, mostrando que se evaluaron los riesgos y se tomaron medidas para mitigarlos.
Ejemplo: Accidente fatal de un operario en altura
Un caso típico puede ilustrar mejor el rol del programa de seguridad. Un albañil está trabajando en la construcción de un edificio y sufre una caída desde el tercer piso debido al colapso de un andamio. El accidente genera una investigación en la que se analizan los siguientes aspectos:
Existencia de un programa de seguridad para trabajos en altura?
- ¿El programa incluía medidas para el uso de líneas de vida y arneses de seguridad?
- ¿Se capacitó al trabajador para identificar riesgos en andamios?
Si lo había, se aplicaba el programa?
- ¿Se realizaron inspecciones técnicas del andamio antes del accidente?
- ¿El empleador entregó los EPP necesarios y verificó su correcto uso?
En este caso, si se demuestra que el empleador no contaba con un programa de seguridad vigente o no lo ejecutó adecuadamente, podría ser sancionado y declarado responsable directo del accidente. Esto podría derivar en indemnizaciones millonarias y consecuencias penales.
En definitiva…
Los programas de seguridad e higiene no solo previenen accidentes, sino que también son determinantes para proteger a las empresas y trabajadores tras un siniestro. Documentar, implementar y supervisar estos programas es una inversión en la seguridad de los empleados y un escudo legal para los empleadores. Este ejemplo demuestra que la seguridad no solo es una cuestión de cumplimiento normativo, sino también de responsabilidad y compromiso con la vida de quienes integran la fuerza laboral.